Vestido con sabor a mar, segunda parte

Llegó la tela, preciosa, menos transparente de lo que yo pensaba, pero de un tacto muy suave y agradable.

Hice mis patrones, y los puse sobre la tela, marqué su contorno, corte las piezas...

Lo puse en prueba e hice unos retoques. Sustituí el escote barco simple, por un cuello pañuelo, muy apropiado para la caída de esta tela.
Estoy muy contenta con el resultado, el vestido es indiscutiblemente exclusivo y a medida, no puede haber otro igual. 
Esta debe de ser el principal motivo de confeccionarnos nuestros vestidos nosotros mismos, la exclusividad.







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